Por. Rita Milian.
La forma de vestirnos realza nuestra imagen
e identidad, pero existe un enorme vacío en el origen de esas prendas, no se
sabe quién y en qué condiciones se han creado realmente. Hecho que les quita
valor y significado.
Por eso, cada vez se tiene más en cuenta la
transparencia en los procesos de producción que usan las empresas. En ese
aspecto el consumidor tiene el poder de exigir saber si una prenda se ha
confeccionado de manera ética y sostenible antes de adquirirla.
También, aprender a rechazar el “fast
fashion” (la moda rápida y desechable), proveniente de una sobreproducción a
bajo coste pero con terribles consecuencias medioambientales y sociales.
A raíz de la época de pandemia parece que
se ha tomado más conciencia de nuestro entorno y necesidades reales. Se
apuesta por la calidad por encima de la cantidad, la relación con cada prenda
es distinta. El consumidor quiere ropa de larga durabilidad y bajo impacto
ambiental, y la industria de la moda se está adaptando a esta nueva demanda.
Los Objetivos de Desarrollo del Sostenible
(ODS)
Fue en 2015 cuando se establecieron los ODS
(Objetivos de Desarrollo Sostenible), una iniciativa liderada por las Naciones
Unidas. Se propusieron 17 objetivos con unas metas a alcanzar en un período de
15 años para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la
prosperidad global. El desarrollo sostenible contempla: el desarrollo económico,
la inclusión social y la conservación del medio ambiente.
La industria de la moda quedó con varias asignaturas pendientes, ya que es una de las más contaminantes que existen. La incursión de la moda sostenible ayudaría a cumplir algunos de estos objetivos como:
- Contribuir al ahorro energético.
- Incentivar el trabajo digno.
- Reducir emisiones de CO2.
- Garantizar patrones de consumo y producción sostenibles.
- Gestión sostenible del agua.
- Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres.
Fashion Revolution
El derrumbe del edificio Rana Plaza en
Bangladesh en el que se encontraban cinco fábricas de ropa fue una de las
mayores catástrofes de la industria. Quedó al descubierto el abuso que llevaban
a cabo grandes marcas internacionales.
Ese mismo año, en 2013 nació el movimiento
global Fashion Revolution, con el objetivo de luchar por un cambio en el
sistema. Realizando campañas para promover: el trabajo digno, la transparencia,
la responsabilidad, la conservación medioambiental y la justicia.
Fundado por las diseñadoras de moda Carry
Somers y Orsola de Castro, han realizado campañas para dar visibilidad a los
trabajadores que forman parte de toda la cadena de producción.
En la producción de una prenda pueden
participar más de 1000 proveedores y es la obligación de cada marca conocerlos
a todos. - Carry Somers
Todavía se encuentran con mucha resistencia por parte de las grandes empresas. Pero surgen muchas PYMES que ven como una oportunidad alinearse a la producción local, mantener vivas las habilidades artesanales y definir los objetivos de sostenibilidad en la empresa, dando un propósito corporativo que marca la diferencia. Hecho que genera compromiso y cohesión de cara al cliente.
¿Y tú? ¿Qué tipo de consumidor/a de moda
eres? ¿Te apuntas a la moda vintage? ¿el upcycling?¿Sabes quién hizo tu ropa?
Redacción. Rita Milian.
Fotografía portada. Ihor Rapita