Existen personas que pasan por la vida y saben dejar huellas
eternas, una de esas personas es la diseñadora Karina Díaz, directora de Costa
Rica Fashion Week, una visionaria, emprendedora de proyectos sociales que
impulsan no solo la creatividad, la cultura, la belleza de su país, también
es potenciadora de la capacidad humana. La suma de todas sus experiencias de
vida han logrado forjarla no solo a nivel profesional.
De pequeña soñaba con viajar, no deseaba ser doctora, ni enfermera, ni diseñadora solo soñaba con viajar… Vivía en una finca con mis abuelos que tenían muchos árboles y matas de café, yo me montaba en las matas de café y soñaba que volaba… Recuerdo que mi madre escuchaba a Rocío Dúrcal y me decía que era de España y yo solo quería viajar ahí.
Karina a los trece años pasó a vivir en un internado de
monjas donde estuvo durante ocho años, curiosamente ahí sintió la necesidad de estudiar Diseño de moda.
Mi pasión por la moda nació al vivir con ellas, al ver que estaban limitadas, al verlas vestidas de igual manera... en mi inocencia de trece años, les decía que estudiaría diseño y que les haría la ropa. Fue una etapa muy dura y linda a la vez, me enriqueció como mujer. En ese momento mi situación económica era limitada, pero yo quería estudiar diseño, era lo que me gustaba y puedo decir que amo la moda, pero la moda con sentido, me gusta la moda que trascienda más allá de lo que te estás poniendo.
Estudió Diseño de moda en Costa Rica y se graduó hace veinte
años, pero en esos momentos Costa Rica no se encontraba en el radar de
Latinoamérica, ni en Centroamérica en el tema de moda. Pero a pesar de ello, desde
el primer momento contó con el apoyo de las monjas cuando decidió estudiar esa
carrera.
Creo que es algo que lo traía de muy niña pero no lo había descubierto... Mi pasión fue real cuando comencé a vivir con ellas porque ellas me enseñaron a coser, ellas nos dejaban ayudarles a hacer los ruedos de los vestidos, los hábitos y ahí me enamoré de la máquina de coser y sigo enamorada de ella. ¡Las monjas fueron mis hadas madrinas!
Ellas pagaron mis estudios, me dijeron que si eso era lo que quería, que lo hiciera. Me hicieron advertencias no tanto en la parte económica; me dijeron: 'Si tienes que diseñar, piensa que vas a tener un arma muy importante para transmitir mensajes y que tienen que ser positivos'.
Nunca me hablaron de que fuera una carrera que no tenía mercado en ese momento o que las carreras artísticas tenían complicado encontrar un nicho para sacar provecho si empiezas desde cero. Nunca me dijeron que sería difícil.
Karina comparte la razón del porque estuvo en un internado y aunque tuviera su lado doloroso, ella reconoce que fue lo mejor
que pudo vivir.
Mi mamá es madre soltera y tenía cinco hijos, yo era una de las mayores y recuerdo que al salir de la escuela, una persona que me conocía me preguntó si estudiaría en el colegio y le dije que no, porque mi mamá no tenía cómo pagarlo y que yo tenía que cuidar a mis hermanos; ella me dijo que eso no podía ser y que se ofrecía a pagarme el internado.
Al inicio con toda
honestidad fue en contra de mi voluntad y hasta el de mi mamá, pero cuando estuve
ahí me di cuenta de que era lo mejor que me estaba pasando, además terminé de estudiar muy rápido. Recuerdo que las
monjas tuvieron que hablar con el director de la carrera para que yo pudiera
ingresar a la universidad, porque aún no tenía ni 16 años y al final me dieron
la oportunidad.
Ella recuerda que comenzaron estudiando 23 alumnos,
pero se graduaron ocho y de esas ocho personas, solo dos están desarrollando la
carrera de moda. Karina también nos confiesa que se sintió frustrada al salir de la
carrera porque vio que no había oportunidades, fue así como decidió centrarse
en otras cosas, dejando de lado a la moda durante un tiempo y comenzó a formar su familia.
Fui mamá a los 22, y solo quería tener un hijo, pero cuando mi pequeño tenía dos años y medio, vino el segundo, cuando nació mi segundo hijo le dije a mi marido que quería hacer algo de costura y me compró una máquina de coser. En ese momento había una marca llamada Kimberly-Clark y una amiga me comentó que necesitaban 8000 bolsas para una campaña y me preguntó si me interesaba y que tenía un mes para entregarlas... yo dije que sí.
Recuerdo que fue el peor mes de mi vida, porque no
tenía la experiencia necesaria, pero era un contrato formal y tenía que responder. Conté con el apoyo de toda mi
familia, hermanas, tías y vecinas llegaban a ayudarme a cortar y dar la vuelta
a las bolsas y así logramos las 8000 bolsas.
Ese fue su primer proyecto y el dinero que ganó le sirvió para
montar el taller de serigrafía, fue en esos momentos
que decidió operarse para no tener bebes pero ya estaba embarazada de su tercer
hijo, fue una etapa en la que comenzó con su taller e implicarse en proyectos que marcarían su vida.
Hace cinco años trabajo con mujeres que se encuentran en el centro penal de Costa Rica, ahí arrancó mi proyecto personal, ahí tengo un taller oficial. Ellas hacen mis colecciones, yo las instruyó.
Hice un convenio con el gobierno de Costa Rica, para certificarlas como costureras, patronistas, ellas son emprendedoras. Pero, sabemos que si estas en la cárcel tienes la hoja manchada y cuesta que te den trabajo y el gobierno tenía cierto dinero que invertía para educarlas y pensé que, si se invertía dinero para darles los estudios universitarios y al salir no podrían encontrar trabajo, algo no estaba funcionando.
Así se me ocurrió montar un proyecto donde las impulsáramos a tener sus propios emprendimientos, no precisamente en costura. Ese proyecto fue aprobado y ya tenemos cuatro años que las estamos capacitando independientemente del delito; además, más allá del desarrollo que les damos, les ayudamos a romper un círculo vicioso, porque el 82 % de las privadas de libertad es por un mínimo de tráfico de drogas, están en la cárcel por 200 dólares y el 2% de mujeres están por asesinato y es por un asunto de haber sufrido agresión.
Nosotros las hemos segmentado para
poderlas ayudar, que se les pague el trabajo que hacen y ellas puedan enviar
ese dinero a casa y así sus hijos terminen rompiendo esas cadenas y hemos visto
buenos resultados.
Nos indica que está trabajando para involucrar a otras marcas, a
otros diseñadores nacionales para que apuesten por estas mujeres, porque hay
muchas mujeres que se pueden incorporar, pero que aún existe cierta resistencia
y con el tema de la pandemia se ha perjudicado dar ese paso.
A través de la moda he podido conocer mucho y más allá de aprender
que la moda no es efímera, es un tema de cómo quieres ver la moda y que tan disruptor
quieres ser con tu proyecto, con tu marca, con todo lo que puedes aportar.
Karina cuando tomó la batuta de Costa Rica Fashion
Week, lo hizo con la visión de que ese proyecto pudiera
trascender a nivel social. Ella como diseñadora vivió en primera persona la falta de herramientas para poder crecer y participar en eventos que la impulsaran, la suma de esas experiencias le ha servido para dar otro giro a su nuevo proyecto con la moda.
Todas las deficiencias que viví como diseñadora, las limitaciones de hace años, ahora que
asumo la dirección estoy tratando de solventar.
Para mí fue toda una sorpresa, cuando en el 2018 ganó la
colección que trabajé con ellas y ganamos un pase a New York Fashion Week, fue
la primera colección realizada por mujeres privadas de libertad con una
diseñadora que no lo era.
Se hizo la presentación del proyecto y cuando ganó, regresé
a Costa Rica con una invitación que tenía tres opciones; la primera era que se hiciera otra
colección y venderla en el Corte inglés, la segunda fue becarlas para darles una asesoría en diseño, y la tercera un pase a un concurso para presentarnos
en Londres… pero llegó la pandemia…
El gobierno solicitó hacer un parón para ver que se estaba logrando en moda a nivel nacional y yo envié mi reporte, en ese momento el anterior dueño de la franquicia de CRFW que me conocía me comentó que quería dejarlo después de 18 años. Es entonces que el gobierno me solicita comprar la franquicia y un mes después, me indican que lo haríamos entre las dos partes y ahí nace la oportunidad de adquirir Costa Rica Fashion Week.
Costa Rica Fashion Week, pertenece a la Cámara de la Moda de
Milán, están franquiciados con 132 países y aunque Costa Rica lleva 18 años, no
estaban posicionados a nivel internacional, es consciente del gran trabajo que
existe para lograrlo, pero cuenta con un equipo para conseguirlo. En la edición anterior ha dado su primer paso y ha sido todo un éxito.
Le hemos dado el giro completo, es cierto que internacionalmente ya tenemos una posición a nivel turismo, pero la idea es ensalzar
Costa Rica Fashion Week, además en el 2018 la franquicia recibió el sello Esencial
Costa Rica, marca país y esto nos ha ayudado a representar a nivel de moda internacional el evento.
Además, tengo que agradecer el apoyo que he recibido por otras plataformas de la semana de la moda, al ser la primera edición que asumíamos, necesitaba asesoría y consultoría, y ha sido muy beneficioso por que otros países ya tienen más experiencia y han sido un gran apoyo.
En esta edición de Costa Rica Fashion Week, no solo han
contado con creativos nacionales, también participaron internacionales como Maison
Mesa, Ángel Schlesser y Duly Romero de España, Jessica Butrich de Perú, Carlos
Carrizosa de Luca Luca, Lina Castillo, Beatriz Camacho, Pepa
Pombo de Colombia, de República Dominicana ha participado Isla and White y Giannina
Azar; por Chile la firma Loraine Holmes; y los comentarios tanto de
nacionales como de visitantes han sido muy positivos y ella está encantada con
ello.
¡Nos ha ido muy bien! Ha costado mucho, pero ha valido la pena. En Costa Rica somos cinco millones de habitantes, y es más fácil reunirnos; nuestra idea es que Costa Rica se convierta en los tres próximos años en una potencia centroamericana de apoyo en la industria de la moda.
Por otro lado, los ejes en los que he montado CRFW, son: LA COMERCIALIZACIÓN, EDUCACIÓN Y LA PARTE
CULTURAL. Si esos tres pilares convergen podremos tener una buena potencia de
trabajo, exposición y plataforma. La idea es que CRFW lo genere a nivel
centroamericano y en unos años vayamos más lejos.
Además, a raíz de este Bicentenario, nos eligieron para ser los representantes
del evento oficial cultural del país, y es un orgullo que, habiendo tantas
ramas de artistas, cantantes, filósofos, de tantos creativos decidieron que CRFW tenga a
cargo el evento.
Para Karina cada proyecto ha sido
enriquecedor, todos en conjunto han sumado experiencias valiosas, todos le han permitido conectar y dar el valor necesario a cada uno en sus respectivos sectores.
¡Cada proyecto me ha dado humanidad! En CRFW he podido coincidir con personas que tienen sed como yo de salir adelante, de hacer cosas diferentes y con las mujeres privadas de libertad, al ser mamá cómo ellas, he pensado que cada una desea tener a sus hijos y por causa de la pandemia no recibían visitas.
Por eso como plataforma, donamos tablets para que hagan videollamadas, y de esta manera acercarse a su familia y este tipo de cosas me han despertado; yo pienso que; “el que no nació para servir no nació para vivir”, es mi filosofía de vida y cada día me doy cuenta de que si no ayudamos no salimos adelante.
Con toda honestidad digo que si no hubiera encontrado a
personas que me ayudarán no estaría aquí. A mí todo me ha traído un sentido muy
grande por la humanidad y somos miles que queremos hacer y no hemos logrado
converger y si tenemos esa convicción y ese sueño lo haremos poco a poco.
Nos comenta la admiración que siente por Coco Chanel,
para Karina se le hace familiar y al haberla estudiado le despertó inquietud,
y cuando pudo investigarla descubrió cosas increíbles que la motivaron a desear
dejar en su país una huella trascendental, por otro lado, nos menciona a una
persona que aportó mucho en su camino y por quién también siente admiración.
Tengo una amiga que me acompaña hace 16 años, ella es una
ejecutiva, es de las mujeres que siempre va impecable, viajaba mucho y ha sido
directora de proyectos y formado parte de empresas muy importantes. Ella ha
logrado disrumpir en espacios de hombres.
Es mi inspiración, admiro su fuerza de voluntad, su
inteligencia, es una mujer muy madura que ahora trabaja conmigo en Costa Rica
Fashion Week, aunque al comienzo no quería, pero pude convencerla y la verdad
es que siempre aprendo a su lado, tiene esa parte empresarial clara que me ayuda
mucho. Ella es Andrea Brenes Ramírez, la experta en muchas cosas, es todo lo
que no logre hacer. Encontré un tesoro con ella y la admiro.
Los años que vivió en el internado le permitió crecer con
una rutina, aprender de las monjas que tienen una estructura en sus vidas. La
misma estructura que le permite dar el valor correspondiente a cada momento
para poder desconectar y disfrutarlos.
Todo en la vida tiene un balance y entiendo porque ellas aprenden
a llevar la vida religiosa con tanta convicción, yo deje mi estructura de
formación para mi vida profesional y lo hago con mis hijos.
Además, tengo una particularidad y es que tengo buen sentido del
humor y cuando hay problemas trato de verlo con filosofía, con alegría
inclusive; aunque la gente malinterprete mi actitud cuando estoy en un momento
crucial, pero yo digo que es peor ponerme a llorar.
Soy una persona que disfruta de las cosas sencillas, como el simple hecho de sentarme horas en el
salón de belleza, y que me mimen, desconectar el teléfono y solo disfrutar de
ese momento...
Karina es de las personas que desprenden una energía muy especial, su forma de conectar con los demás, hace que tenga relaciones muy estrechas y valiosas y nos interesa saber cómo se define.
Creo que soy una mujer muy atrevida, si me dicen que no, yo digo que sí, dicen que tengo un buen sentido del humor y que soy humanitaria y tengo que reconocerlo con mucha humildad que me encanta ayudar y me encanta ver que puedo ser un punto diferente en una tabla.
Siempre pienso que voy a ser la diferencia
por lo que soy, soy poca confrontativa, no me gusta nada y es un tema de mejora.
Soy una mujer muy amiguera, quien llega a mi vida se convierte en amigo para siempre, tengo
mucha cercanía con la gente y me encanta, soy poco seria, pero todo esto es desde
el punto de vista de otras personas.
La suma de todas sus vivencias, han hecho de ella una
persona con una visión diferente, con un compromiso por todo aquello que la
rodea, es una persona que no teme arriesgarse y aprender de las experiencias. Por ello tiene muy claro el mensaje que desea transmitir a las personas que tienen
sueños.
¡Debemos romper los propios miedos! Somos nosotros mismos
quienes ponemos las limitaciones. Debemos perder el miedo a hacer las cosas, y si
las hacemos y funciona nos llevarán al éxito y si no funcionó, te diste cuenta de
que lo has intentado y que por ese camino no es y tendrás otra oportunidad para
intentarlo. ¡Hay que perder el miedo y creer en uno mismo, al final si crees en ti ya no
tienes nada que buscar en el mundo!
Karina nos ha demostrado que es una mujer imparable, una
mujer que trabaja en proyectos sociales de alto alcance y con una visión humana
muy importante. Su energía no se agota si se trata de brindar apoyo a través de
dichos proyectos, por ello no nos extrañó cuando nos habló sobre uno de sus
próximos objetivos.
En Costa Rica hay un lugar que se llama “Ciudad de los niños”,
es como un internado, pero de hombres, y no tienen que dormir ahí. Pero hace
unos años he tenido la espinita de porqué no existe una “Ciudad de las niñas” y
hace unos meses hablando con la persona que me pago el internado se lo
comentaba; ella siempre ha sido como una segunda mamá para mí, además ayudó a
otro chico que ahora es ingeniero y creo que eso de ayudar lo aprendí de ella.
Ese es mi próximo proyecto, deseo generar un espacio de oportunidades
para mujeres, niñas en riesgo social, o económicamente vulnerables. Un lugar
donde se puedan capacitar, donde puedan aprender y donde no tengan que pagar. En la
actualidad la “Ciudad de niños” tiene 600 chicos y ahí encuentras de todo, tecnología,
educación, valores y quiero lo mismo para las niñas.
Nos fascina saber que ella ha compartido la historia de su vida
con sus hijos, ellos saben que, de pequeña, era la que menos expectativas tenía
de ser alguien en la vida y que al ser conocedores de lo bueno y malo de su
pasado les ha servido para buscar sus propios proyectos. Además, se sienten muy
orgullosos con todas las acciones que su madre asume.
Mi hijo mayor ha sido enfático, me dijo que quiere estudiar
administración para seguir con el legado, el segundo, ama el fútbol y a mí me
encanta y me dice que quiere poner una fundación para que los niños puedan
aprender y sean alimentados bien y el menor quiere ser artista y que quiere
ayudar a la gente… Cuando me dicen eso, siento que todo vale la pena y que
tengo que seguir haciéndolo. Mi familia es mi apoyo, son
mi balance a tierra.
¿Cuál es la esencia de Karina Díaz?
Radica en una frase: “El que no nació para servir no nació
para vivir”, esa es mi esencia; si yo no sirvo no le veo sentido a lo que estoy
haciendo.
Es una experiencia valiosa el coincidir con personas como Karina Diaz, es una mujer que te inspira a conectar con todo lo que te rodea y dejar huellas a través de las acciones que se realizan. Ella es todo un referente.