La escucha y la empatía nos acerca a la igualdad deseada ¡EMPATÍA DIVINA, CÓMO TE QUIERO!

Redacción. Silvia Minguella.

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Si febrero es el mes del amor, podríamos decir que marzo es el mes de la energía femenina. Empieza la primavera y celebramos el Día de la Mujer trabajadora

Sí, todo esto es hermoso y como mujer femenina y feminista que soy disfruto admirando como la madre naturaleza florece y nos llena las calles, los parques y los campos de colores vivos que nos llenan de alegría; tanto como sentir ese vibe de unión y sororidad por lograr una igualdad social por el bien colectivo. ¡Ojalá llegue el día que celebremos la vida sin más, con esa deseada igualdad en todos los sentidos! 

Ahora, dicho esto, me viene a la mente 2 temas relacionados que suelen generar bastante resistencia y discusiones cuando no son aceptados por cualquiera de las partes. Me tomo la libertad de exponer aquí una breve reflexión, con toda la humildad y confiando que tanto por una parte como por otra podamos empatizar, o al menos abrir la mente a cualquiera de los puntos de vista, con el fin de lograr acercarnos un poquito más a esa unión social deseada. 

Por una parte, tenemos esa corriente por la cual, con toda la buena intención de poner a la mujer en una posición de empoderamiento; al querer demostrar ese poder, las habilidades y la fuerza del rol de la mujer en la sociedad, deja de lado — y en ocasiones incluso rechaza — la naturaleza femenina de la mujer, con lo que irónicamente bloquea el empoderamiento femenino real. 

Entonces nos encontramos con mujeres que, con la maldita presión social que sienten por demostrar su valía, fortaleza y ser escuchadas, viven con el piloto automático puesto en tener que trabajar sin descanso, en deber escalar en sistemas corporativos para poderse sentir realizadas profesionalmente; además de sentir el deber de asegurarse que todo su entorno está cubierto y sostenido. La vida de estas mujeres se basa en el hacer, hacer, hacer…lo cual es realmente insensato, injusto y ¡agotador! de modo que, lógicamente, como ser humano que es, llega un momento que explota y se derrumba porque no tiene un equilibrio en su vida, consigo misma y con su naturaleza femenina. No se permite sentir, ser cuidada y mimada o simplemente ser, fluir con la vida apreciando la belleza de los pequeños detalles. Ya sé, sí, sé que todo esto puede sonar soñador, romántico y la realidad actual impide, en muchos casos, permitir la calma, pero es que precisamente el poder femenino reside en su capacidad de pausa, fluidez y honrar su sensibilidad. 


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Cottonbro

Por otra parte, tenemos la corriente paralela por la que son los hombres los que se ven afectados por el patriarcado. El hombre se ha puesto su propia trampa. Igual que a las mujeres se las presiona a sacar su parte más dura y fría, -a la par que seguir potenciando su belleza física - para poder ser escuchadas; al hombre se le ha vetado el poder mostrar su parte más humana: sus emociones. 

Tenemos entonces a otro grupo de la sociedad que siente esa presión por seguir siendo “lo suficientemente hombre”, de sentir que debe tener el control de todo y nunca venirse abajo porque “venirse abajo es de débiles” y eso no va con la figura que se ha creado del hombre. Incluso en pareja, frente a mujeres o en los propios círculos de amistades entre hombres cuando alguno muestra su parte más vulnerable; o lo hace desde la broma para evitar ser catalogado como sensible o “nenaza”, o mantiene una armadura que le impide hablar con sus amigos de lo que realmente le angustia hasta que se aísla para poderse derrumbar un poquito y sacar algo de todas las emociones que tiene retenidas.

Con esta situación generalizada una de las cuestiones en las que insisto y firmemente creo es que el tan consagrado patriarcado ha perjudicado tanto a hombres como a mujeres y es momento de cambiar esto. No somos dos bandos diferentes, somos solo uno; el humano así que dejémonos de tonterías, sexismos y dinámicas sociales tóxicas y escuchemos a quien necesite ser escuchado, sin juzgar ni hacerle sentir de una manera u otra. 

No es fácil porque estos patrones nos han venido impuestos desde varias generaciones atrás y romper la cadena requiere de mucha valentía, paciencia y comprensión. 

Por eso: 

- ¡Mujeres! démonos este mes de marzo para honrar nuestra sensibilidad femenina. Conectemos con nuestras emociones y permitámonos tener momentos de pausa y autocuidado para apreciar nuestra naturaleza y hombres, aquí con todo el cariño os pedimos que os toméis el tiempo para escucharnos desde la empatía en lugar de la autoridad o rivalidad. 

- ¡Hombres! Entended que no estáis solos y que cuando os expresáis y os mostráis auténticos, tanto compartiendo vuestros éxitos como pidiendo ayuda emocional; eso os hace admirables y valientes. Mujeres, nuestra labor aquí, es hacer uso de nuestro poder ayudando a los hombres a crear ese espacio seguro en el que puedan también ser vulnerables sin culpa ni vergüenza. 


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Sora Shimazaki

En la escucha y la empatía encontraremos un camino fluido hacia la igualdad deseada. Para finalizar una breve anotación al ser consciente que este tema es muy extenso, para quien le interese ahondar más, propongo dos conferencias de buenos referencias en este tema. 

- Brené Brown: The Call to Courage (en Netflix y Youtube) 

- Justin Baldoni: What it means to be man enough (en Youtube)



Redacción. Silvia Minguella.

Fotografía portada. Viktoria Slowikowska

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