Vencida la duda, llego el momento de… ¿Eres emprendedor o sueñas con serlo?


Pareciera que estuviera mal emprender en momentos duros 
y críticos como el actual porque quedas como fuera del contexto o la empatía, 
mientras otros juzgan que no lo haces por miedo y falta de valor; 
unos te dicen que no puedes y otros te motivan a hacerlo en otro momento. 
Entonces, ¿qué crees tú?


             “¡Vaya valor que tienes!, ¡Y cómo no te da miedo!, ¡De dónde sacaste el dinero!”, y miles de preguntas más que algunas respondo y otras me causan emociones silenciosas. Y sí, yo me atreví a emprender en tiempos de ‘coronavirus’, donde si algo es cierto es que al fin encontré el tiempo suficiente para hacerlo, quizá es una excusa porque ciertamente podía haberme organizado mejor antes, pero ya me decía mi amiga y coach Ana Clavell: “no es el tiempo lo que importa, sino cuando tu sientas que lo es y puedas responder al valor que quiere ofrecer”.

             Asimismo, en los diccionarios hablan de emprendimiento como el proceso de empezar a hacer determinada situación con la esencia que exige el esfuerzo para obtener un resultado, y yo por mi parte le agrego que es la búsqueda de ese ‘algo’ que a veces desconocemos y llevamos esa “hormiguita interna” que deja de divagar en los pensamientos y cambia de rumbo para decirte: ¡toc toc! es el momento… ahora lo es.

              En una conferencia sobre emprendimiento escuchaba constantemente la palabra valor, y es que muchos hablan del valor como algo sencillo, y no lo es, el valor no nace solo de las ganas y si bien es el grado de utilidad o aptitud que ponemos a distintas situaciones para satisfacer necesidades y proporcionar bienestar o deleite, se tiene que tener mucho ‘valor’ para tener valor - risas- es que es sencillo decir que existen millones de personas caminando por la vida llenas de ese grado útil, pero muchos a veces nos sentimos en un limbo de emociones encontradas y aunque somos capaces de muchas cosas, quizá para emprender tenemos otras dudas. Por mi parte te aplaudo, tener dudas está bien esto significa que no arriesgas sin pensar, el problema recae en cuánto tiempo dedicarás a seguir dudando.


              Hace poco, les escribí sobre Rosa Virginia Gubaira, la escritora del libro “Ella que decidió”, libro que, aunque no me he leído, pero tendré la suerte, hoy mantengo la primera de las dichas, su amistad, al entrevistarla esa tarde me atreví a confesarle: Rosa, no sé qué hacer, tengo miedo, no sé exactamente en qué quiero emprender, tampoco sé si puedo y lo peor, si fallo qué va a pasarme. Rosa en un suspiro y su luminosa sonrisa me dijo: “Alex deja de pensar en todo lo malo que va a suceder, eso ya lo tienes bastante claro, dime qué quieres y actúa; sabemos que del lamento no has ganado nada, pero de tu enfoque has ganado mucho”; ella lo sabe, ahora yo también lo sé, fueron palabras en mi semilla mental, ‘tierrita abonada’ y atreviéndose a germinar.

            ¿Qué paso? ¿Con solo dos palabras había reaccionado?… ¡Uhnm ciertamente no!, no es tan fácil como sentarse con una amiga una tarde de café y decir que ahora si puedo hacerlo, me costó casi cinco años tomar una decisión importante, pero ahora sé que no estaba tan lejos de lo que siempre había soñado y que después de leer muchos libros E ir a muchos especialistas que me ayudarán, lo que se me había olvidado era importante:


El valor estaba en mí.


              Verdaderamente, son muchos los casos que me gustaría que una persona pudiera meterse en la cabeza de la otra y ‘barrer todo lo malo’ y ¡ojalá, porque sería la bomba! pero desafortunadamente nadie aprende por cabeza ajena, todos y cada uno de nosotros tiene que caer, levantarse, posiblemente caer más fuerte y volverse a levantar; el éxito de tu emprendimiento o tus logros no te lo puedo garantizar, pero yo me he lanzado en una nueva aventura, sé que si fracaso en esto es porque vendrá algo incluso mejor de lo que me está pasando, y ¡vaya, que lo que tengo ahora es muy bonito y real!

Los 8 escalones de un buen emprendedor

            Emprender no tiene secretos dicen algunos, no hay recetas salvo el dinero y un buen equipo. ¡Vaya si fuera tan sencillo todos tendríamos las cuentas bancarias explotadas de emociones y monedas de oro! pero no, emprender requiere de muchas más cosas.

            Te comento lo que me sirvió:

              · Compromiso: una capacidad incalculable por cumplir contigo mismo, tu propósito personal y sobre todo saber que eres útil a otros.
            · Responsabilidad: para bien o para mal, las decisiones dependerán de tus acciones y deber admitir errores y aplaudir tus éxitos, por pequeños o grandes que sean.
           ·Aptitud: creerte que lo mereces, aportarte a ti, nutrirte cada día para sentirte un espero, aunque no lo seas, debes sentirlo cada día y trabajar para que mañana seas un ejemplo, y primer paso para estar en el alto de este peldaño será la constancia y dedicación.
              · Pasión: creo que esta es la etapa que más me gusta y en la que más me identifico, cada una de las cosas que he ido cumpliendo en mi vida tienen mucho de este ingrediente mágico y no hablo de que seas ‘explosivo’ muchos líderes mundiales han sabido en silencio ser unos grandes proveedores del cambio, y quizá una gran parte de su éxito es que siempre han creído en el poder de la sonrisa en cada proceso.
            · R.O.I: aunque muchos no saben lo que es el ROI (Retorno de la Inversión) te confieso que yo tampoco lo valoraba, pero es muy importante que evalúes con qué beneficios económicos vas a nutrir tus esfuerzos y también con qué valores emocionales cargarás tus energías, ¿mi trabajo está bien remunerado? ¿me compensa el esfuerzo y mi inversión inicial los gastos que tengo hoy? ¿logró obtener resultados positivos? “No te preocupes, ocúpate”, será mejor que no te agobies tanto de principio, pero sí que debes ser consciente que es tu motivo y tu retorno del valor que pones en el proyecto.
            · Estrategia: crear y creer, esto sin duda será tu evaluación constante, poner el poder de crear en todo lo que soñaste y creer en cada acción que decidas emplear, evaluar el branding, los valores de tu marca, la filosofía de tus clientes, logística para ofrecer tu servicio o producto, todos los pasos para reducir costos y afianzar la unión con tus clientes.
            · Capital: sabemos que para emprender, hace falta invertir, pero que pasaría si te digo que no es tan necesario como muchos piensan, y que puedes empezar vendiendo una idea, y creyendo más en el capital humano, el valor del tiempo dedicado y el aporte intelectual que ofrecer, más que en el recurso económico que debes aportar; el dinero que siembres será evidentemente el punto escape, pero en mi opinión el punto de anclaje depende más de los principios humanos y sociales de tu marca.
        · Innovación: aquí me detengo, respiro y cuento hasta diez y sigo; cuando hablamos de emprender todos queremos hacer ‘algo’ pero algunos olvidan que ese simple hecho lo han pensado muchas personas más, y que las competencias cada día son más potentes y las herramientas para desarrollarse mucho más accesibles, entonces debemos evaluar lo más importante, ¿en qué se diferenciará mi proceso a el de todos los demás? ¿por qué un cliente me comprará a mí y no al otro? ¿qué admiro de mi principal competidor y por qué esa persona lo hace bien… existe algo que yo pueda ofrecer y mejorarlo? Es muy positivo tener competidores potentes, ellos te motivarán siempre a reinventarte constantemente, lo malo es que cuando no tenemos la capacidad de lograrlo, debemos ofrecer menos y tampoco significa que seamos malos en nuestro pequeño emprendimiento, lucharemos por trabajarlo cada vez mejor.

            Por último, te transmito mi plan de acción:

            · Primer paso: define tus objetivos, sé realista e incluso atrévete a soñar, pero sabiendo que no podrás comprar un ‘cohete a la luna’, al menos no al primer año de emprender.
            · Detalla tus estrategias: con los objetivos apuntados, abre un ‘pulpo’ y dale forma a cada uno, sería algo así como los objetivos específicos de tu trabajo.
            · Plantea tareas: Con tus objetivos planteados, las herramientas para desarrollarlas, deberás tener tareas diarias que te hagan cumplir la estrategia, no tienes porqué presionarte, no será justo que lo hagas, pero delimita los tiempos y ponte metas alcanzables.
            · Mapa de Gantt: muchos no conocen esta estrategia y que útil sería que todos supiéramos lo que es, simple, será poner todas tus tareas empezando por objetivos en límites de tiempo y resultado, si logro esto haré esto.
            · Designa responsabilidades: Si cuentas con la facilidad de que no estás solo en este proceso, acierta en las personas que tienes a tu alrededor y conforman tu equipo, con ellos tendrás lo que hablábamos antes del valor humano, tu capital en personas. Lidera o déjate liderar y aporta situaciones para el crecimiento, recuerda el miedo es una constante, pero no le des mucho campo que a veces le da por quedarse.
            · Ejecuta y evalúa: ¡Listo! lo tienes, bueno sé que no es tan sencillo, esta humilde servidora le costó seis años saber qué quería desarrollar, pero mira llego el momento y ahora lo estoy haciendo, aún no he llegado a la primera evaluación, pero me critico mucho, demasiado, evaluó y continuo.


            Si quieres saber aun más de mi proyecto, se llama @hello.alexaruggiero y si quieres verme más de cerca estoy en www.alexaruggiero.com, estoy especializada en clientes, branding y creación de marca, si tu al igual que yo deseas emprender y desarrollar un producto o servicio, pregúntame que puedo ayudarte y juntos podemos crear algo increíble. 

            Cierro compartiendo un pensamiento: “El valor, no es un algo que dependa de otros, el valor depende de qué tan preparado estás cada día para crecer en lo más importante, en ti.”



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