Los pequeños detalles son los eternos forjadores de las grandes historias; son los creadores de caminos llenos de vivencias y da igual el paso del tiempo, al rememorar cada instante se revive con la misma pasión, con la misma ilusión; porque figuran perpetuos en los recuerdos.
Desde niños hemos oído hablar de esos momentos inolvidables; nos han
relatado una y otra vez; que han terminado por convertirse en parte de nosotros; nos han permitido descubrir las historias de amor en otras épocas...
Y al escudriñar en el baúl de los recuerdos; encontramos
aquellas cajitas que contienen los tesoros de nuestras madres y abuelas; encontramos
imágenes envejecidas donde los colores muchas veces estaban ausentes, pero eran
capaces de generar las más dulces emociones.
Ellas reviven cada instante como si fuera ayer; nos cuentan lo nerviosas
que estaban, la mirada de sus compañeros de vida, describen la delicadeza de los tejidos; que componían sus vestidos de
ensueño. Es una historia que nos deleita oír, porque nos permiten viajar en el
tiempo y revivir con ellas, ese día especial…
Si cerramos los ojos podemos recordar cada palabra que nos invita a percibir la fragancia de las flores
frescas que adornaban el altar. El sonido de las melodías que retumban en los
confines de la memoria; y al tararearlas estremecen cada célula de la piel.
Volvemos a enamorarnos a través de los ojos de esas mujeres, que acariciaban aquellos vestidos bordados con la esencia de cada una de ellas; esa esencia de
las novias que traspasaron las barreras del tiempo…
Y como un homenaje a esas historias eternas; los maravillosos vestidos de los años 70´s de El Maniquí Vintage, han vestido los cuerpos de tres mujeres, que reflejan las
vivencias de madres y abuelas; son el reflejo del inmenso amor que late perenne
en las venas del tiempo...
Models: Ana Balde, Leya Blackbird, Paola Vasco y Vic Halley
Make Up: Karen Navarrete
Hair: New AirClot Estilistas
Photographer: Karina Casquero Ch.