Al despertar, solo nos apetece estirar cada centímetro de
nuestro ser, tomar aquella energía que nos regala la luz del día, abrir los
ojos y los sentidos para distinguir mucho más de lo que puedan reflejar los
espejos.
Vemos más allá de aquella silueta que nace por las sombras de la mañana,
aprendemos con el tiempo a convertirnos en admiradoras de cada célula
que forma parte de nuestra piel...
Nos asomamos a la ventana y miramos hacia el cielo infinito y no podemos evitar dibujar una sonrisa, porque nos fascina todo cuanto nos rodea.
Somos de aquellas mujeres que vivimos encantadas con nosotras mismas, nos causa
emoción oír nuestra voz y por eso nos animamos a tararear melodías, intentando que no pierdan el compás; aunque muchas veces es inevitable, porque seamos
realistas, no poseemos todos los dones, pero si las ganas.
Nos fascina el aroma de nuestra piel, como nace de cada poro de nuestro ser aquel perfume innato que poseemos, aquella piel que contiene una de las obras
más enigmaticas de la creación.
Somos capaces de vivir el tiempo nuestro tiempo desde todas las perspectivas,
sin perder en ningún momento alguna visión que pueda enriquecernos en
cualidades y porque no también en defectos; porque sigamos siendo realistas,
perfectas no somos.
Compartimos nuestra esencia, aquella que refleja todo lo que somos, no evitamos
mostramos tal y cual, sin ningún tipo de caretas.
Caminamos hacia cada objetivo, dejando huellas a cada paso, al compás de los
tiempos, de todo a aquellos instantes que influyen en nuestras emociones.
No tememos a ser diferentes, no tememos a lo que dirán, no tememos estar solas,
porque disfrutamos de aquello, lo que nos aterra es ser incapaces de amar, de
vivir, de sentir y de poder expresar nuestros pensamientos y hacer realidad
nuestros sueños...
Siendo siempre... ¡¡Nosotras mismas!!
Model: Ana Balde
MUA: Andrea Soriano
Photographer: Karina Casquero