Por primera vez, Madrid se convierte en el epicentro de una conversación que trasciende tendencias y temporadas: la moda latinoamericana como patrimonio vivo.
La séptima edición de Fashion Week Latam (FWLATAM) abrió sus puertas del 12 al 14 de noviembre en el Espacio Monbull Conde Duque con una premisa tan poderosa como urgente: celebrar el legado y la continuidad de la moda desde la autenticidad, la técnica y la capacidad transformadora del diseño latino.
Bajo la mirada rigurosa y visionaria de su director general, Alejandro Medrano, este encuentro se consolida como el puente definitivo entre creadores emergentes, firmas consolidadas y un mercado europeo cada vez más atento a la riqueza estética del continente latinoamericano.
La inauguración reunió a ocho diseñadores que desplegaron un lenguaje contemporáneo, conceptual y profundamente identitario. Las propuestas, que abarcaron desde la artesanía con narrativa ancestral hasta la experimentación futurista, dialogaron sobre una misma idea: Latinoamérica está marcando su propio ritmo dentro de la moda global.
El debut lo protagonizó Anielka Monge (Nicaragua), quien llevó a la pasarela la poesía de Rubén Darío a través de “Divino Tesoro”: un susurro visual en lino metalizado, chiffon y bordados Art Nouveau que evocan nostalgia, libertad y un romanticismo casi místico.
La hondureña Belkis Paz profundizó en la arquitectura como lenguaje textil. Su dominio de la corsetería y su habilidad para traducir geometrías en estructuras casi escultóricas revelaron una colección que equilibró fuerza, precisión y una femineidad contemporánea.
Annie Chajin (Panamá), por su parte, convirtió la pasarela en una celebración cromática: “La Fula” se alzó como manifiesto de identidad, folklore y artesanía colaborativa, con piezas vibrantes que llevan la potencia cultural panameña a cada movimiento.
El cierre de este primer bloque llegó de la mano de la icónica Ágatha Ruiz de la Prada (España), madrina de esta edición, quien reafirmó su universo onírico y pop con corazones, nubes y colores imposibles que siguen renovándose sin perder su sello inconfundible.
La segunda jornada amplió el espectro creativo.
Jesús Ramos (Venezuela) presentó “Misericordia”, una colección que fusiona espiritualidad, barroco y dramatismo contemporáneo. Sus piezas, cargadas de simbolismo y opulencia, construyen un puente entre la fe, la estética y la emoción.
Paulina Luna (México), acompañada en esta nueva etapa por Álvaro Rosas como director y socio, mostró “Rinascere”: un renacer inspirado en Sicilia, donde las texturas evocan piedra, concreto y atmósferas mediterráneas. Volúmenes amplios, piezas ceñidas, fibras naturales y una paleta que transita de los tonos tierra al limoncello definieron una colección poética y contundente.
Desde Colombia, Faride, celebrando 60 años de historia, emocionó con “La Poetisa”: una oda a la sensibilidad femenina a través de mangas voluminosas, flores aplicadas, ruchados y sastrería precisa. Una colección íntima y al mismo tiempo poderosa.
El cierre estelar estuvo en manos de Custo Barcelona, galardonado por sus 45 años de trayectoria, con “Leave Her Alone”: una explosión futurista inspirada en Burning Man. Metálicos, luces, experimentación gráfica y un aire clubbing sellaron una propuesta que reafirma a Custo como pionero de la libertad estética.
FWLATAM cuenta con el apoyo de Madrid Capital de Moda, potenciando la presencia internacional de diseñadores latinoamericanos y reafirmando la moda como vehículo de diversidad cultural.
Además, el evento integró disciplinas artísticas complementarias, como la exhibición de la galería DÓMMINA Mexican Art, que presentó esculturas contemporáneas del arte Wixárika, y la participación de KIKO Milano, responsable del maquillaje, con peinados a cargo de Marcos Aldani Cavanilles.
En su programa inaugural, Fashion Week Latam otorgó premios a figuras que han marcado la historia de la moda:
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Custo Barcelona – 45 años de innovación y reinvención constantes.
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Faride (Colombia) – 60 años de legado, técnica y sensibilidad.
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Jesús María Montes-Fernández Fernández – por su compromiso en la difusión de la moda latinoamericana.
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Mobility Centro Mercedes-Benz – por su aportación al fortalecimiento de la Semana de la Moda Latinoamericana en Madrid.
Estos reconocimientos subrayan una idea: la moda no solo se crea; se hereda, se construye y se impulsa.
La séptima edición de Fashion Week Latam no fue solo una pasarela. Fue una celebración de identidades, una reivindicación del trabajo artesanal, un llamado a la innovación consciente y un recordatorio de que la moda, cuando nace desde el legado, tiene el poder de transformar.
Madrid fue testigo de ello.
Y Latinoamérica, una vez más, demostró que su voz en la moda global no solo es relevante: es imprescindible.
Fotografías. Ana Laura Lucero

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