"Lo estoy cambiando todo", anuncia con fuerza la voz que da inicio al desfile Primavera/Verano 2025 de Agatha Ruiz de la Prada, una frase que parece encapsular el espíritu irreverente y transformador de la diseñadora en cada temporada. Este manifiesto no es solo una declaración, es la esencia del agathismo, un movimiento que sorprende y desafía continuamente las normas de la moda con una mezcla explosiva de creatividad y frescura. Esta colección, sin duda, eleva esa propuesta a un nuevo nivel.
La colaboración en la dirección artística con el talentoso Carlos Marán, junto al renombrado Javier Carrera Acosta, jefe de taller de Agatha, ha dado lugar a una pasarela donde lo inesperado y lo surrealista toman protagonismo. Marán ha infundido en el desfile su peculiar visión, poblando el escenario de personajes únicos: jardineros, payasos, tenistas y divas glamorosas que transitan entre lo cotidiano y lo cósmico, llevando al agathismo a explorar territorios inexplorados.
Las prendas se presentan como auténticas obras de arte en movimiento, con organzas transparentes que permiten vislumbrar los diseños subyacentes, cintas de colores que cuelgan de las siluetas, capas superpuestas de popelín, lentejuelas y purpurina, creando un espectáculo visual que no deja lugar a la monotonía. Geometrías atrevidas, lunares gigantes, bloques de color y exagerados cuellos victorianos trazan una narrativa visual que oscila entre la distinción y el juego.
No es solo la moda lo que destaca en esta experiencia, sino que los accesorios y complementos elevan aún más la propuesta. Las alpargatas de Picón x Agatha Ruiz de la Prada pisaron con firmeza la pasarela, mientras que los bolsos y accesorios de Noco x Agatha Ruiz de la Prada aportaron un toque desenfadado. Incluso los carritos de compra, agathizados en colaboración con Rolser, se convirtieron en protagonistas, revelando los nuevos productos de limpieza ecológicos de Ecobell x Agatha Ruiz de la Prada. Todo ello, acompañado de sorpresas como las chocolatinas de Marcos Tonda, brindó un toque dulce a esta experiencia multisensorial.
La fantasía olfativa de los perfumes Agatha Ruiz de la Prada, cortesía del imperio Puig, envolvió a los asistentes en una nube de colores perfumados, mientras que las gafas de Optim x Agatha Ruiz de la Prada no dejaron de captar miradas allá donde fueron. Y para cerrar con broche de oro, un inesperado cameo de la última bruja Disney irrumpió en escena, recordándonos que en el mundo de Agatha, la magia y la moda están intrínsecamente ligadas.
Desde su nuevo espacio en la Calle Villanueva 5, Agatha Ruiz de la Prada parece estar preparando una auténtica reconquista, siempre bajo su atenta mirada digital desde las pantallas del desfile, un Gran Hermano omnipresente listo para seguir transformando la moda y el arte de vivir.
Imágenes cedidas por MBFWMADRID