La edición 2024 de Costa Rica Fashion Week, bajo el lema "Forever Green", cerró con broche de oro tras dos intensos días de pasarelas y propuestas innovadoras que marcaron un hito en la moda sostenible de Latinoamérica. Celebrado en la emblemática Antigua Aduana de San José, el evento se consolidó como un referente de creatividad, sostenibilidad y talento emergente, demostrando que la moda puede ser tanto consciente como vanguardista.
El viernes 23 de agosto, la primera jornada del Costa Rica Fashion Week arrancó con un despliegue de talento joven y propuestas frescas. Los estudiantes del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) fueron los encargados de abrir la tarde con una pasarela que destacaba la colaboración en el diseño de bolsos y accesorios, una apuesta que reflejó la capacidad creativa y la innovación de los futuros diseñadores de moda costarricenses.
La Escuela Superior Sevilla de Moda (ESSDM), en conjunto con la Cátedra Internacional de Moda Flamenca, transportó a los asistentes al sur de España con una colección vibrante de vestidos flamencos, llenos de color y ritmo. Este desfile fue un homenaje a la tradición y al arte flamenco, fusionando música y moda de manera magistral.
La diseñadora costarricense Stephanie Valverde, con su marca FEFI Studio, se destacó con una colección de sastrería de vanguardia en la que predominaban tonos grises, terciopelos negros, celestes y detalles de perlas. Su trabajo rescató la elegancia clásica y la reinterpretó con un enfoque moderno, reafirmando su posición como una de las diseñadoras más prometedoras del país. La firma Rituo continuó con una propuesta disruptiva, caracterizada por el uso de animal print, texturas de látex y dramatismo en cada prenda, una muestra que combinó moda y performance en una experiencia inmersiva para los espectadores.
La pasarela también marcó el debut de Andre Agudelo con su marca SER, quien sorprendió con una colección impregnada de tonos tierra y sombreros decorados, reflejando la búsqueda del equilibrio y la expresión libre del ser. SER se posicionó como una propuesta que invita a reconectar con la esencia humana en medio de un mundo contemporáneo.
La diseñadora mexicana Yunuen Hernández, con su marca Menos 117, destacó por su enfoque en la intervención textil y la moda sin género, utilizando materiales difíciles de reciclar y técnicas innovadoras como el teñido con fierros oxidados y el uso de piel vegana ecológica. La colección fue un manifiesto de sostenibilidad y experimentación, mostrando que la moda puede ser un espacio para la reutilización y la creatividad sin límites.
El viernes culminó con la presencia del diseñador mexicano Jesús de la Garsa, cuya colección fusionó denim con bordados dorados y transparencias, creando looks frescos y modernos que cerraron la jornada con una nota vibrante y juvenil.
El sábado 24 de agosto, la jornada final del Costa Rica Fashion Week reafirmó su compromiso con causas sociales y la visibilidad de problemas urgentes. El evento abrió con la campaña “¡Basta ya!” del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), la cual abordó la necesidad de denunciar la violencia doméstica y los femicidios, dejando una poderosa huella en el público.
Los estudiantes de la Universidad LCI Véritas aportaron un aire fresco con sus colecciones finales que abarcaron desde denim hasta streetwear y línea deportiva. La pasarela destacó por su diversidad y la habilidad de los estudiantes para fusionar estilos y materiales.
Las propuestas futuristas de Cosmic Factory y Hortensia capturaron la atención con diseños inspirados en mundos post-apocalípticos y motivos florales de vanguardia. Afropian, por su parte, integró la riqueza cultural de Etiopía y Camerún, presentando una ceremonia nupcial moderna que honró los tejidos y tradiciones ancestrales de África.
El cierre estuvo a cargo de Alexandra Koryakina con su marca Za_za y Erika Suárez con WEISE, quienes presentaron colecciones llenas de historia, simbolismo y una estética contemporánea que resonó con el público.
Costa Rica Fashion Week 2024 no solo destacó por sus propuestas de diseño, sino también por su compromiso con la moda ética y sostenible. Esta edición demostró que el futuro de la moda en Costa Rica y Latinoamérica es brillante, diverso y, sobre todo, consciente.