Cuando llega la temporada de invierno y los días se acortan, me pongo extremadamente melancólica, pero no en plan mal, los recuerdos bonitos llegan con la luz rosa del atardecer. Uno de los mejores recuerdos de mi adolescencia, allá por los noventa, eran las cortas tardes de frío en las que junto a mi madre y mi hermana revisamos las viejas fotos de los álbumes familiares, fotos de niñas, de mis abuelos y como no, mi madre de joven en los ochenta.
“¿Mamá, ¿esta eres tú?
¡vaya pintas!” era la frase más recurrente y entre risas contestaba “era lo que
se llevaba, verás cuando te veas tú”, a lo que tú toda digna respondías: ¡yo
nunca me pondría algo así!
Y es que ya lo dice
el refrán, nunca digas de esta agua no beberé, porque hoy en día todas morimos
por esos estilismos que tanto nos espantaban, y es que los 80s no pueden ser
más tendencia.
Rozando un poco el
tema beauty, el “mullet Hair”, es el peinado estrella para el 2021.
Ese peinado corto
de arriba y largo de atrás, acentuado en las patillas bien en su versión corta
o larga que popularizó David Bowie en su época de Ziggy Stardust y que ahora lo
han popularizado celebrities como Úrsula Corberó, Miley Cyrus o Rihanna.
Pero no solo el mullet, los bob o los tupes que vemos en muchos chicos, los pelos de colores estridentes... ¿quién no recuerda la movida?
Los maquillajes de
colores o arty, y el maquillaje masculino que tienen su origen en el New York
de principios de los ochenta en donde los “club kids” no solo se maquillaban
con colores estridentes y formas imposibles, también vestían así mostrando que
la ropa o el maquillaje no tiene género, solo forma un ejemplo de estos "club
kids" son Leigh Bowery o Boy George.
Morimos de amor con
estos cuellos babero o bebé y las mangas abullonadas, e incluso las hombreras,
como las “rugby shirts” o camisetas de hombreras super virales este verano y
que en otoño e invierno cobran mangas.
Vestidos de topos
con cuello lady, brocado o de tela con volantes, chorreras y puños con
botonadura de pedrería, como los llevaba nuestra icónica Lady Di.
Otra de las
tendencias que no puedes perderte en este invierno si quieres ser todo una hit
girl, son los pantalones de vinilo o cuero y es que el efecto gótico o ese
punto dark también nos viene de los ochenta, de la mano de los new modern.
En España ese
movimiento pseudo-gótico se achaca más a Alaska y la movida madrileña, porque
los new modern se achacan a la moda más posh de traje, muy mood o si querías
vestir en la modalidad Spandau ballet, pero lo cierto es que vamos más New
Modern de lo que creemos.
Los New Modern del
principio de los ochenta, eran algo así como los Club kids de Londres, huían
del punk y se aferraban al glam heredado de los setenta, al que el punk comía
terreno, juntemos que era una moda nacida en las escuelas de arte y ambientes
más pop en donde la moda se usaba como medio de auto-expresión en una época en
donde la moda ya tomaba las calles y la gente de a pie tenía mucho más acceso a
ella de lo que había sido hasta entonces.
Trajes oversized de
hombros muy marcados y pantalones masculinos, corbatas, y camisas con chorreras
muy posh y bien vestido que combinaban con arneses o chokers de cuero, guantes
de rejilla.
La ropa interior se
llevaba por fuera, corsés sobre trajes y vestidos y la ropa de trabajo se
combinaba con los elementos de vestir.
Tacones de aguja
con monos de trabajo y cadenas, zapatos de tacón con calcetines, incluso con
calcetín de deporte, faldas tartán, los pendientes de strass y cuanto más
grande mejor, y como no, la blazer torera, son un must have, pero ya se
llevaban.
Y es que los
ochenta no pueden estar más en boga podría llenar páginas y páginas de
tendencias actuales y de dónde vienen, porque la moda, como todo, tiene
historia, pero ya hablaremos de eso otro día.
Lo que sí nos queda
claro es que la moda, es divertida y se reinventa una y otra vez, es como un
saco, cuando llegamos al final, se da la vuelta.
¿Conocías de dónde
vienen todas esas tendencias? Así pues, la próxima vez que revisemos viejas
fotos no digamos eso de “¡yo nunca me pondré eso!”
Redacción. Anie Rodríguez.