La Alta Costura nos hace soñar con ser princesas o reinas,
bellos vestidos llenos de magia, estilo y fantasía confeccionados solo para ti;
son un sueño precioso y exclusivo al alcance de unos pocos afortunados, pero ¿qué
es la alta costura?
La Alta Costura o “Haute Couture” significa literalmente
alta confección de piezas creadas de manera artesanal y a mano con la
intervención mínima de máquinas de coser.
Suelen diseñarse directamente sobre el maniquí con la
técnica del moulage y los materiales tienen que ser exclusivos y tejidos de la
más alta calidad.
La pieza ha de ser a medida de la persona, pensando en sus
posturas y movimientos y se invierte tantas horas de trabajo en su creación que
a menudo sus prendas llegan a ser impagables, aunque no todas están
confeccionadas para la venta, algunas son solo para las performances en
pasarela creando auténtico arte, porque si el cine es el séptimo arte, la moda
es el octavo.
Sus orígenes se remontan del siglo XVIII con Rose Bertín la
diseñadora de los trajes de María Antonieta, quien de aquellas era toda una
influencer, sacando las influencias para sus creaciones del arte y la música de
Versalles. Toda mujer de alta cuna que viajase a París volvía enamorada de sus
vestidos, quienes llevaban a sus costureros personales para copiar las técnicas
o llevarse como souvenir muñecas vestidas con la moda parisina a modo de
modelo.
El movimiento se fue consolidando a través de los años, y
cuando viajar se hizo más fácil, no había mujer bien posicionada de Europa que
no fuese al menos dos veces al año a París a comprar ropa y accesorios,
encumbrando a la moda parisina como una de las mejores del mundo.
A mediados del siglo XIX abrió su atelier en París Charles
Frederick Worth.
Un diseñador de moda que nació en el Reino Unido, y
considerado el fundador oficial de la Alta Costura. revolucionó el mundo de la
moda, consagrando a los costureros como verdaderos artistas, quienes empezaron
a ser nombrados desde entonces como diseñadores de moda.
Pero no solo es el padre de la alta costura, Charles
diseñaba para mujeres de alta cuna y adineradas modelos exclusivos, combinó la
estandarización y lo exclusivo, diseñando toda una colección de moda que
mostraba en modelos reales en el atelier Worth, de manera que la clienta podía
elegir una pieza y los colores y en el mismo atelier se duplica esa pieza
estandarizando el prêt-à-porter.
Hoy en día la alta costura sigue teniendo su sede única en
París, y el término está protegido y definido por la cámara de Comercio e Industria
de París, Chambre de commerce et d'industrie de Paris, y la comisión reguladora
define qué casas de moda son aptas para y sus criterios que fueron establecidos
en 1945 y se cerraron en 1992. Para poder usar legalmente y vender prendas
establecidas como alta costura, debes ser reconocido por dicha cámara, diseñar
para clientes piezas exclusivas, a medida y con pruebas de vestuario, tener un
taller en París con al menos veinte empleados y cada temporada (en enero y
julio) presentar una colección de al menos cincuenta diseños de día y de
noche.
A día de hoy no se puede comercializar nada bajo el sello de alta costura, que
no haya sido aprobado por el club, pero el término “haute couture” se usa para
nombrar algunas colecciones especiales, e incluso prendas de muy alta gama de
“pret- a porter” o para referirse a prendas hechas a mano en otras ciudades de
la moda como Londres, New York, Milán o Tokio.
Solo unos pocos afortunados como Chanel, Dior o Shiaparelli entre otros,
pertenecen al club exclusivo de la alta costura, cuyo número de miembros a
decrecido desde mediados del siglo XX, hay quienes consideraron ello un
declive, otros lo vieron como un ensalzamiento de la exclusividad, pero lo
cierto es que fue la moda, se ha ido expandiendo a todo tipo de personas, y
desde los años sesenta en adelante, la moda dejó de ser algo exclusivo para
gente pudiente, con la llegada de la moda a las calles, la moda hubo de
adaptarse a todo tipo de estilos, ambientes y situaciones, pero sobre todo
bolsillos, y la alta costura quedó un poco encasillada a ese pequeño sector de
gente que si podía permitirse el lujo.
Pero bueno, es precisamente esa magia y esa exclusividad la
que hace de la alta costura tenga ese «Je ne sais quoi» que te
enamora y aunque no podamos vestirla todos, podamos disfrutarla, soñarla y
empaparnos bien de sus tendencias, porque la moda es arte y el arte lo
disfrutamos todos, aunque sea en el más bello de nuestros sueños.
Redacción: Anie Rodríguez Labrador