Todo aquello me formó y me influyó en mi estilo y en mi
carrera de estilista. Recuerdo en el primer año de moda, que como experimento
unas cuantas compañeras y yo, nos reunimos después de clase, cada una elegía
una peli o serie y analizaba sus estilismos, sacabamos los datos curiosos e
incluso recreamos los modelitos, usando las técnicas que el estilista o el
equipo de diseño usó para encontrar cada prenda o accesorio, y claro mi primer
“experimento” fue Pretty woman.
Un cuento de hadas romántico, en donde cenicienta es una
prostituta soñadora y risueña y el príncipe un adinerado hombre de negocios,
frío y ególatra que aprende a amar. Al más puro estilo “my fair lady” pero con final feliz, en
un principio iba a ser un drama, porque sabíais que realidad Vivian moría de
sobredosis? pero la productora de la película era una filial de Disney y se
cambió la historia a comedia romántica con el final feliz que todos conocemos
en donde ella le salva a él, convirtiéndose en una de las películas románticas
más icónicas de la historia y que toda fashionista ha visto al menos un vez en
la vida.
Pretty Woman se estrenó en 1990, los ochenta y su pomposidad
estaban ya de capa caída con la entrada del último decenio del siglo XX, y las
hombreras anchas, los volantes y las líneas exageradas daban paso a diseños más
lineales, sencillos y frescos, y detrás de esa magia está Marilyn Vance, la
estilista que buscó por mercadillos, tiendas vintage y creó ella misma casi
todos los looks de Viv contándonos su historia, desde el exceso de prendas
muchas dispares en los primeros looks de prostituta, te sumerges en cómo poco a
poco se convierte en una chica de bien en donde el protagonismo lo llevan sus
prendas, más simples pero mucho más elegantes, simple sí pero no soso, porque
meno es más si sabes cómo destacar tus prendas.
En una de las primeras escenas vemos a una Vivian vestida
con un escueto traje de aro bicolor, muy estrecho en dos piezas unido por un
aro, con unas botas infinitas de vinilo negras abrochadas con un clip, boina,
peluca y una blazer oversize masculina, todo bien diseñado para ver a una mujer
que no se siente muy orgullosa de sí misma y que se “disfraza” para hacer
frente a un trabajo que no le gusta.
Esa chaqueta se compró en un mercadillo y es la antigua
chaqueta de un acomodador de cine, por ello tiene ese diseño rojo de solapas
negras al que se le cambiaron los botones dorados, es masculina y le es muy
grande porque ha de simular que la chaqueta del ex novio de ella.
El vestido de aro es un diseño original de Vance que se
inspiró en un viejo bañador que tenía ella de niña y las botas de vinilo venían
de Inglaterra, de una vieja tienda punk de segunda mano en Chelsea y de verdad
se abrochaba con el clip, porque la cremallera estaba rota, pero eso le da un
toque extra de autenticidad, ¿no?
Si quieres hacerte con un look parecido, aunque algo más
viable, combinar una blazer roja con un vestido elástico o dos piezas de top y
falda elásticos, y unas botas negras alta, cambiando el tacón de aguja por algo
más ancho y no más altas de la rodilla. También puedes darle un toque más sport y urbano cambiando
la falda por unos ciclistas y la gorra por una boina para un toque chic.
Otro de los estilismos que te vuelven loca es el vestido de
satén en camel y de topitos a juego con la pamela que Viv lleva al club de
campo, y es que a ¿quién no le gusta un buen topo?
Otra de las creaciones de la estilista, que confeccionó con
un tejido que compró en los almacenes de Beverly Silks y Wolens, el problema es
que Julia es alta y no había tejido suficiente para hacer un vestido al
tobillo, así que se ajustó al largo midi, ya que era la única medida que
permitía sacar un pedazo para adornar el sombrero, todo un acierto, porque no
sabemos cómo quedaría el largo en el tobillo pero el midi le da al vestido ese
toque elegante de las grandes divas del cine de los cincuenta y es
probablemente el estilismo más copiado de toda la película.
Seguro que tienes en tu armario algún vestido similar o dos
piezas, añade unos zapatos o muls de color claro y ponte un pañuelo en tu
pamela. Si no tienes uno con los colores del vestido, usa uno liso, siempre
quedará más elegante y coronamos con el de la ópera. Para aquellas la película no
tenía presupuesto suficiente para que todos llevasen trajes lujosos, por ello
se ideó que la pareja llegase tarde a la ópera y así no tenían que grabar a
todos los extras con trajes de lujo.
Vance, reformó un viejo traje vintage que compró en un
mercadillo por 35 dólares. En un principio se le pidió a Marilyn que el vestido fuese
negro, pero ella creía fervientemente que el rojo era igual de elegante, y no
solo eso, añadió unos guantes blancos algo poco usual, pero el resultado final
nos dice: ¡que para tener clase no hace falta ser aburrida!
La gargantilla es de oro blanco diamantes y rubíes que se
alquiló a la joyería Fredd Joalier, costaba la friolera de 250.000 dólares y
estaba todo el tiempo vigilado por un guardaespaldas, como para que se hubiese
perdido, ¡menudo disgusto!
La escena en la que Viv se ríe cuando le cierran la caja al
tocar el collar, es real, Richard y Julia estaban bromeando y al director le
pareció tan natural y entrañable la escena que decidió dejarla.
La peli está llena de elementos y moda de los noventas, que hoy
en día seguimos vistiendo, el vestido abotonado midi color crema y la pamela de
cuando estuvo de compras triunfante por rodeo drive, el traje de color crema
con bermudas que vemos cuando Viv es atacada en el hotel o los mum jeans con bermudas
de la escena final que marcaron un punto y seguido en el mundo de la moda y del
cine.
Aprendí mucho de estilismo analizando la película, descubrí
que el estilo está en cualquier lugar, desde las tiendas más caras de rodeo
drive a las prendas vintage de un mercadillo, y que no son incompatibles entre
sí, que la ropa de chico es sublime con la de chica, que no hay que tener miedo
a mezclar estilos y que, si no das con lo que buscas, siempre puedes hacerlo tú
misma.
Aún hoy en día suspiro por todos y cada uno de los estilos
de Pretty Woman, los recreo, los visto y los vestiré, rio y lloro al revivir la
historia de Viv porque en el fondo ¡todas somos Pretty womans!
Redacción: Anie Rodríguez Labrador