Barcelona, con su magnetismo creativo y su pulso cosmopolita, se convirtió en el epicentro de la moda internacional con la presentación de Desigual Studio FW25. La cita reunió a más de quinientos invitados procedentes de todo el mundo, todos convocados en un escenario que, por sí mismo, respira historia industrial y espíritu urbano: la imponente Nau de Turbines de les Tres Xemeneies, un enclave que funciona como metáfora perfecta del viaje de la firma. Entre tradición y vanguardia, entre lo industrial y lo artesanal, la atmósfera se impregnó de esa energía inconfundible que define a Barcelona y, por extensión, a la propia esencia de Desigual.
El desfile marcó un momento especial: fue el debut en pasarela de Aydan Nix, hermana menor de Gigi y Bella Hadid, cuya aparición se deslizó con la naturalidad de quien entiende la moda como un lenguaje heredado. Sin estridencias, sin eclipsar el mensaje de la colección, su presencia aportó una capa extra de expectación a la velada.
Un regreso al ADN con mirada futurista
La propuesta FW25 de Desigual se sintió como un viaje en espiral: un regreso a la raíz, pero con la audacia de mirar hacia adelante. La marca rescató algunos de sus iconos históricos, reinterpretándolos con una visión contemporánea. Piezas que evocaban el espíritu irreverente de los primeros años, pero elevada a estándares de calidad donde la artesanía y la innovación caminan de la mano.
La colección jugó con la dualidad cromática del mar y la montaña, un diálogo entre azules profundos, verdes minerales y tonos terrosos que se desplegaron en siluetas deconstruidas y volumétricas. Allí donde la montaña aporta fuerza y robustez, el mar inyecta fluidez y frescura; el resultado fue un equilibrio inesperado que reafirma la capacidad de la casa para reinventarse sin perder su sello.
En un contexto global en el que la ropa utilitaria domina el streetwear, Desigual decidió sofisticar el pantalón cargo, incorporando cortes precisos y materiales que lo acercan al lujo discreto. La prenda, que en otros códigos suele asociarse con lo funcional, aquí se convirtió en un símbolo de versatilidad refinada.
Los abrigos jacquard, intervenidos con mensajes de la colección, dieron un paso más allá al dialogar con materiales inesperados como el cashmere y el denim, desafiando los límites de lo que se entiende por abrigo urbano. La idea de llevar un tejido noble como el cashmere a un territorio de experimentación gráfica resultó una de las apuestas más potentes de la noche.
Aunque históricamente Desigual ha estado más asociada al vestuario femenino, en esta edición se reservaron cinco looks masculinos que sorprendieron por su aire cosmopolita y contemporáneo. Lejos de ser un añadido testimonial, estas propuestas parecían dibujar el esbozo de un futuro en el que la marca amplía su espectro sin perder personalidad. Los cortes minimalistas y los acabados premium se sintieron como una promesa de continuidad en la expansión de su universo creativo.
Entre el arte y la vida
Lo que se percibió en la Nau de Turbines no fue solo un desfile, sino una declaración estética y emocional. Cada look hablaba de esa tensión entre lo que somos y lo que queremos llegar a ser, entre lo cotidiano y lo extraordinario. Al igual que el espacio de Les Tres Xemeneies, cargado de memoria industrial y resignificado como epicentro cultural, la colección mostró cómo lo aparentemente contradictorio puede convivir con armonía.
Desigual ha entendido que la moda contemporánea no se trata únicamente de vestir, sino de narrar un estilo de vida que conecta con los valores de una generación globalizada. La apuesta por la calidad, la innovación y la sostenibilidad implícita en el uso consciente de materiales se siente como un paso firme hacia un nuevo estándar para la firma: más elegante, más cosmopolita, más universal.
Un cierre vibrante
El desfile FW25 dejó claro que Desigual no teme mirar hacia atrás para inspirarse, pero tampoco se permite quedarse anclado en la nostalgia. La firma barcelonesa reafirma su identidad a través de un lenguaje que celebra la diferencia, rinde homenaje a su pasado y abraza un futuro donde la moda se experimenta como un territorio de libertad.
En Barcelona, bajo la sombra imponente de las Tres Xemeneies, Desigual escribió un nuevo capítulo de su historia. Y lo hizo con la convicción de que la moda, cuando se eleva al rango de arte, puede ser a la vez un espejo del presente y una ventana hacia lo que vendrá.
Fotografías. Joma Garcia