Sarah
Jessica Parker, como Carrie Bradshaw, en una escena de Sexo
en Nueva York vía Pinterest |
Desde Carrie Bradshaw, pasando por Andrea Sachs, hasta Jenna Rink. Todas ellas, mujeres periodistas que esclarecieron la interrogante que más dolores de cabeza supone: “¿Qué quiero ser de mayor?”
Un día cualquiera enciendes la televisión y
ves a Carrie Bradshaw escribiendo una columna a través de su distinguida
ventana, a Andrea Sachs acudir a la Semana de la Moda de París, a Jenna Rink
publicar artículos en la revista que una vez manifestó, a Andie Anderson
escribir un artículo sobre cómo perder a un hombre en diez días y acabar
enamorándose de su víctima y te prometes una cosa: convertirte de mayor en una
coordinada versión de todas ellas.
Empiezas a escribir en tu diario, a leer
revistas, a informarte de todo lo que pasa en el panorama celebrity, a indagar
sobre tendencias, a empaparte bien sobre la historia del periodismo de moda y,
sobre todo, a soñar con tener una vida de ensueño.
Sin darnos ni cuenta, estas películas de estética Y2K (o year two thousand/
dosmilera) tuvieron
mucho que ver con nuestra irremediable vocación por la profesión del
periodismo. Y sí, nos enganchamos de esta idílica profesión, pero también nos
mostraron su cara B, si no que se lo pregunten a Andrea Sachs.
Anne Hathaway, como Andrea Sachs, en un GIF
durante una escena en la película El diablo viste de Prada vía Pinterest |
Y aunque no todo lo pintaron de color de rosa,
crecimos arropadas por grandes lecciones: de Carrie Bradshaw aprendimos a
querernos tal y como somos y no como esperan que seamos, de Andrea Sachs que no
siempre el sueño de muchas encaja con el nuestro, de Rebecca Bloomwood que
nuestro “talón de Aquiles” a veces es nuestro punto más fuerte y lo que más
especiales nos vuelve, de Andie Anderson a afrontar todo con positivismo porque
puede que en esa siguiente aventura en la que nos embarquemos conozcamos al
amor de nuestras vidas y de Jenna Rink a manifestar muy bien en quien queremos
convertirnos porque quizás de la noche a la mañana nos convirtamos en esa mujer
que tanto ansiábamos ser.
Sin atisbo de duda, estas películas nos
iniciaron en la moda entre líneas, pero también nos mantuvieron en ella, puesto
que al volverlas a reproducir nos recordaban por qué un día iniciamos ese sueño
y hasta donde nos propusimos llegar.
Hoy por hoy, este conglomerado de películas
resulta ser más que simples cintas porque actúan como valerianas frente a los
miedos y nos cargan de esa eminente ilusión que sentimos al darle al ‘Play’ por
primera vez.