En la época que nos encontramos, nos hemos vuelto más
cuidadosos con la higiene, para prevenir cualquier contagio, y es por ello que
os traigo mi último descubrimiento durante esta cuarentena. Pero antes permitidme
que os introduzca sobre el mundo de L’Occitane.
L' Occitane nació en 1976, cuando su fundador Olivier
Baussan, con sólo 23 años, comenzó a destilar aceite de romero, desde su
modesto hogar, para venderlos en su región, la Provenza. Con el paso de los
años adquirió una antigua fábrica donde sintió la necesidad de recrear los
jabones de Marsella.
En 1977 establece la cosecha de lavanda, como el símbolo
icónico de la marca, un tributo aromático a sus orígenes.
Más tarde, Baussan descubrió los árboles de karité en
Burkina Faso, fue tal la fascinación que lanzó una gama de productos basada en
este ingrediente, la cual ha cosechado éxito mundial.
A lo largo de su vida, esta compañía se caracteriza por ir
en cabeza en la industria cosmética. Fue una de las pioneras al priorizar
productos naturales hechos con aceites.
El producto del que os vengo a hablar hoy es de la espuma
limpiadora, que forma parte de la gama Siempreviva Preciosa, una de sus dos
líneas antiedad.
Es en los campos de siemprevivas de Córcega, el lugar donde
la marca cultiva la flor siempreviva, siguiendo las normas de cultivo
biológico. Esta flor cuenta con una longevidad excepcional, no se marchita
nunca. De ellas se extrae su aceite esencial, ingrediente principal de los
productos cosméticos de la línea.
Esta gama cuenta con propiedades antiinflamatorias y
cicatrizantes, aportándonos mayor firmeza en la piel, a la vez que mejora
su textura y la calma.
A priori, esta fórmula, en un limpiador, no es de mis preferidas,
ya que siempre opto por leches limpiadoras como segundo paso, por mi tipo de piel,
pero esta mousse, como ellos lo nombran, se convierte en una espuma muy ligera
al accionar el dosificador y al contacto con la piel se transforma en un gel
suave, que limpia en profundidad, pero respetando la piel, por lo que es apta
para todo tipo de pieles, incluso sensibles.
Además del aceite esencial de la flor siempreviva, contiene
extracto de cáscaras de cítricos, lo que le aporta una sensación de frescor a
la fórmula.
El formato cunde muchísimo ya que con una sola pulsación es
suficiente para limpiar el rostro y el cuello. Mi forma de aplicarlo es
humedeciendo previamente las manos, aplico una dosis y masajeo el rostro para
conseguir una limpieza efectiva terminando con una muselina húmeda para retirar
el producto de la manera más suave. La sensación que deja en la piel es muy
agradable, no reseca y el olor transporta directamente a los campos del sur de
Francia, es un placer para los sentidos.
Por último, pero no menos importante es que este producto, y
muchos más de la firma, cuentan con eco-recargas, concienciados en respetar el
medio ambiente, para reducir el uso, y el impacto de los plásticos. Un valor
añadido a destacar que tendrían que plantearse todas las firmas cosméticas.
¿Conocéis L’Occitaine? ¿Habéis probado la gama siempreviva?
¿En alguna ocasión os ha sorprendido algún producto que en principio no os
encajaba?
Redacción y fotografías: Elisabet Barcelona