Una de mis estaciones favoritas es el verano, yo nací en
verano, en verano llegaban las mejores ferias al pueblo, en verano es cuanto
más tiempo pasaba con mis padres, en verano podía vestir de manera más ligera,
y uno de los primeros recuerdos que tengo con las prendas de verano, es unas
cuñas de esparto que tenía mi madre.
Año tras año las sacaba de su caja, con esa plataforma y ese
tacón ancho, característico de los ochenta, y la parte delantera en cuero
blanco trenzado.
Me quedaba anonadada con esas cuñas y mi madre cada año me
dejaba probarlas, ahora que soy mayor, he heredado esas cuñas y las visto con
todo el cariño del mundo, y es que no podemos pensar en el verano, sin
pensar en el mimbre.
El mimbre es una fibra vegetal, que se obtiene de los tallos
y las plantas de unos arbustos derivados del sauce, se dejan secar y se trenzan
para formar diferentes formas.
Su origen data del antiguo Egipto, cobrando su mayor auge en
las zonas célticas, ya que era un material duradero y flexible, fácil de
conseguir y cultivar en climas cálidos.
El mimbre se usa en el ámbito textil y en el decorativo,
como en muebles, sillones y estanterías.
En los años cuarenta los caballeros los llevaban en verano
como alternativa a los fedoras en modelos como el sombrero panamá. Entre las
mujeres se hizo muy popular el canotier gracias a iconos como Coco
Chanel.
En los años cincuenta, se lucían a modo de pamela en las
mujeres que se decoraban con flores y con forma de tocado, como complemento de
elegancia.
En los sesenta Jane Birkin hizo muy popular, su bolso cesta
que llevaba a todas horas y con todo tipo de looks y en los setenta, Yves Saint
Laurent reinventó el modelo de espadrilles con cuña de mimbre, tomando su punto
álgido en el mundo de la moda, permanecieron en los ochenta, a modo de zueco
con plataforma y perduraron en el tiempo hasta día de hoy en donde podemos
hablar del mimbre en la moda como un básico indispensable en nuestros
armarios.
Lo encontramos en zapatos, bolsos, sombreros e incluso
piezas de bisutería en verano no hay conjunto que no esté completo sin algo de
mimbre.
Combina con todo tipo de prendas, añade una cesta de mimbre,
un cesto o un clutch, y tendrás un efecto boho chic, para cualquier outfit.
Una pamela es sinónimo de glamour y te protege del sol en la
playa, júntala con cualquiera de tus bañadores o bikinis, nunca te veras
mal.
En forma de cuña o con efecto mule, en tus pendientes,
brazaletes o collares.
Combina con looks de oficina, con estilo bohemio, romántico,
con prendas más deportivas, mix & match es la clave.
El mimbre puede encontrarse en su tono natural, que suele
ser una tonalidad beige cálida parecida al color arena, pero también es un
material que coge muy bien el color de cualquier tinte, por tanto, es muy fácil
de encontrar en cualquier tono que busques o teñirlo tu misma.
Es un material que puedes encontrar en prendas masculinas,
femeninas e incluso infantiles, combina con todo, es resistente y es atemporal,
por ello el mimbre es tan versátil y perdura temporada tras temporada como un
tejido básico que nunca falta en los complementos de nuestro
armario.
Seguro que tú también tienes algo de mimbre y si aún no
tienes nada, no tardaras mucho en caer rendida o rendido ante él.