El actor y modelo publicitario Francesc Mestre, comparte sus
vivencias, las experiencias que forjaron en él, ese carácter y la visión que
posee sobre la vida y como se ha ido desarrollando en diversas facetas que le
apasionan.
Nos comenta que su familia vivía en la provincia de
Tarragona, comparte como les afectó la guerra civil y terminaron viviendo en la
zona del Penedès.
Provengo de una familia modesta. Mis abuelos, mi madre y una
tía junto a otros familiares, huyeron a
causa de la guerra de Mora de Ebro, donde residían, por miedo a la gran batalla
que se preparaba entre el ejército republicano y el franquista. Tuvieron que
empezar de cero, sin recursos, como muchas familias, siendo unos años muy duros
de posguerra.
Para mi padre tampoco fue fácil durante la guerra civil, con
20 años fue llamado a filas, estando parte de la contienda en un campo de
concentración y una vez terminada la guerra, tres años de servicio militar.
Una cosa curiosa, es que mi abuelo materno le tocó hacer la
mili en 1914 en África, siendo uno de los mandos Franco, participando en las
batallas que había en la época, en unas condiciones de extrema dureza y con
peligro constante de perder la vida. Y respecto a mi padre, los más de tres
años de servicio militar que le tocó realizar después de la guerra civil, fue
destinado a Burgos, donde también estaba Franco, viendo muy a menudo a la
esposa e hija del general.
Recuerda que su madre siempre le decía que tenía que tener
cuidado con lo que hablara, era un niño muy simpático y no era tímido, era muy
extrovertido, no solía tener vergüenza. Pero a pesar del amor de su familia y
del cariño de las familias que lo rodeaban, añoraba cosas como todo niño.
Soy hijo único y me críe prácticamente en la casa donde mi
madre trabajaba, una familia sin hijos y yo fui aquel hijo que la naturaleza
les había negado.
Una familia de convicciones muy católicas y defensoras del
régimen, que a mí me querían como un verdadero hijo suyo, a los que cuidé hasta
el final de sus días, aunque sus convicciones y las mías eran bastante
diferentes.
Hasta los 14 años recibí una educación bastante
estricta, tanto en la forma de comportarme, saludar, comer, tenía que ser muy
educado.
Quizás el día más triste del año, era el día de Reyes, los
cuales se dejaban por el camino casi la totalidad de las cosas que pedía, no
comprendiendo debido a mi corta edad, como un niño vecino mío de muy buena
familia, lo llenaban de juguetes.
Las clases sociales en aquella época, especialmente en los
pueblos, se tenían muy en cuenta, por eso cuando me preguntaban, Mestre,
¿Mestre de que casa? Yo contestaba, de ninguna.
Cuando eres pequeño no te das cuenta, más tarde, sí, pero yo
no guardo ningún resentimiento absolutamente a nadie.
Como todo joven en aquellos tiempos, él solo pensaba en
trabajar, poder tener un piso grande, conocer lugares y su carácter y esa forma
de implicarse, hicieron que pudiera abrirse puertas, que a la larga le
beneficiaron.
Comencé a trabajar muy joven, yo estudiaba y ya trabajaba
con 14 años. Había una empresa, unas bodegas que buscaban a un joven de
18 años y yo con 14 les dije, que aunque no tenía la edad, mis ganas de trabajar y mi voluntad, lo
podían suplir.
Probaron a tres personas para el puesto, pero no les
funcionaron y me llamaron para hacer una prueba, me pedían tener conocimientos
de cálculo y escribir muy rápidamente a máquina y me cogieron y lo que eran
unos 15 días de prueba, terminaron siendo 20 años…
En el año 83, con 34 años, entró a trabajar en Caixa
Penedés, estando en diversas oficinas, algunas como delegado. Sufrió un
accidente y al reincorporarse al trabajo, la entidad lo destinó a la oficina principal
en el sector comercial como responsable de la publicidad y obra
social de esa oficina… Pero todo cambio.
Llegó la época de las reestructuraciones de las cajas y me
tocaba dejar el trabajo porque era el de los más mayores, dejándolo un 24 de
diciembre y claro en esa época viene Navidad, Fin de Año, Reyes y no te
das cuenta.
Después del papeleo del paro y cuando estaba sobre el 15 de
enero, la casa se me venía encima, de estar toda la vida trabajando a no hacer
nada.
Con 8 años, me iba a repartir pan, de la panadería donde mi
madre trabajaba y te aseguro que no tengo ningún trauma por haber empezado tan
jovencito en tareas laborales. Lo único que me daba reparo, era llevar el pan a
las monjas de clausura, entregándolo por medio del torno, y cada día me daban
pan de ángel que me gustaba mucho y recuerdo que un día al ir a llevar el pan, estaba
la puerta abierta, cosa que no había visto nunca y me dio bastante miedo, ya
que pensaba que me cogerían y me tendría que quedar allí dentro… Cosas de niños.
Al poco de dejar el trabajo solo quería hacer algo que no
implicarán a los números y le comento a su mujer que se iba a Barcelona a apuntarse
a una agencia de modelos; recuerda cuando nos lo comenta, la cara de sorpresa
de su mujer… Pero ese primer paso le dio la posibilidad de vivir experiencias que han marcado un antes y un después en su camino.
Vi un anuncio de un fotógrafo que buscaba a gente normal,
gente de la calle, no modelos y le escribí y quedamos para hacer una sesión en
Barcelona que se llamaba “Iguales” con gente diferente, llevando todos en una
de las fotos el mismo jersey y cuando terminó me propuso una sesión en el
parque del Montseny sobre la naturaleza, me comentó que la sesión era un
desnudo, imagínate, yo nunca he ido a una playa nudista y pensé: ¡Si no lo hago
ahora, no lo haré nunca!
Este fotógrafo era escultor y pintor y tenía la costumbre de buscar la localización y hacer los dibujos de las fotos que quería hacer
y así se veía la pose, pero el día de la sesión resultó que habían diversas excursiones de escuelas y además habían talado los árboles, así que
fuimos a buscar otras localizaciones y cuando llegó el momento de desnudarme,
me daba un poco de reparo, pero no era vergüenza.
La sesión duró unas cuatro horas y al final, cuando llegó la
hora de vestirme, no me hubiese vestido, por la libertad que sentía, una
libertad que jamás había disfrutado y de ahí comenzó las sesiones y he
trabajado con más de 400 fotógrafos.
A Francesc siempre le ha gustado el cine y en el caso del mundo del modelaje, el se denomina un “posador”. Ha tenido una trayectoria profesional en la actuación, ha trabajado con diversa personalidades y pensar que todo comenzó de una forma que él no se lo esperaba.
En mi pueblo rodaron una parte de una película titulada “Ull
por Ull”, una película que dura tres horas y resulta que cuando hicieron el
casting, lo hicieron en un antiguo matadero, que ahora es un centro cultural.
Yo los sábados iba al mercado a
comprar la fruta a los payeses y pasé por una calle que no pasaba normalmente y
veo que había mucha gente y pensando que iba al casting, me hacen pasar.
En ese espacio se estaban realizando dos castings, uno para
“Spanish movie” y otro para “Ull por ull”, con actores conocidos.
Lo hice y el lunes siguiente me llaman y me dicen que me
habían cogido, eso fue en el 2009. Fue ahí mi debut, que no estaba planificado.
Y mi paso por el cine, fue porqué por Internet vi que
buscaban figurantes, para una película internacional, hice el casting y me cogen.
Me dicen que me presente en la Aliança del Poblenou a las 7 de la mañana y al
llegar vi cantidad de carpas con comida y una roulot muy grande, era la de
Robert D´Niro, se trataba de la película “Red lights” donde también participan,
Sigourney Weaver, Leonardo Sbaraglia, con el cual estuvimos rodando toda una
mañana, la película estaba dirigida por el director Rodrigo Cortes.
Y no tengo ninguna foto en el rodaje, y recuerdo que una
televisión de Barcelona se me acerca, para hacerme una entrevista sobre la
película y no tenia ni idea de lo que iba y además estaba rodada en ingles.
Tengo muy buen recuerdo del rodaje de un spot con Antonio
Banderas y también de Uma Thurman, donde tuve que aprender pasos de baile.
Se ha sumergido en diversas facetas artísticas, ha
podido explotar todos los aspectos interpretativos que desconocía, pero sobre
todo le ha enriquecido conocer a mucha gente.
Es una persona que tiene como fuerza y su mayor fortaleza a
su familia, a la mujer que comparte su vida y que siempre ha estado apoyándolo.
Yo creo mucho en el destino, mi mujer nunca me ha puesto
ninguna pega porque sabe que con esto disfruto. Mis hijos se sorprendieron y
supongo que están orgullosos aunque no me lo digan. Y yo los sábados y domingos
puse la norma de comer todos juntos, hablamos poco de lo que hago, quiero que
queden al margen en ese aspecto, ellos saben lo que hago, a donde voy, pero no
quiero mezclarlos.
Diversas vivencias lo han marcado, es un hombre que no tiene
envidia ni resentimiento en contra de nadie, evita las peleas porque no valen
la pena. Y es de las personas que pasa el mayor tiempo creando momentos.
Después de perder el trabajo hice viajes con mi hijo,
realizamos un crucero los dos, nos llevamos 30 años, nos fuimos a Rumanía,
hicimos la ruta de Drácula, me gustó mucho y fuimos a Polonia, visitando los
campos de concentración, donde entras como una persona y sales siendo otra.
Mi hijo cambió viendo ese lugar, me emociono de solo pensarlo…
Te dan unos auriculares y hay un silencio sepulcral y ves a mucha gente
alrededor llorando.
En la vida uno no sabe lo que pasará, esperemos que no
vuelvan los extremos…
Fotografía Diego Caparrós |
Fotografía Javier Doatis |
Para Francesc el mundo de la moda, también ha formado parte de su carrera, sus diversos trabajos publicitarios, su implicación con profesionales del mundo de la moda, han permitido que se desarrolle en otra faceta de su vida.
Me gusta mucho el mundo de la moda y un amigo me enseñó a
llevarla, sentirla, en definitiva… ¡A vivirla!
Quiero representar al hombre real, el de la calle, el
hombre normal que tiene su barriguita, sus arrugas, que le gusta la moda, pero
que no se ve representado y que muchas veces no se atreve a entrar en una
tienda, porqué el hombre solo está representado por chicos jóvenes
No me quiero parecer a esos jóvenes, solo quiero representar
al hombre maduro.
No se dan cuenta tanto diseñadores, como publicistas, revistas
de moda… Que el hombre maduro tiene mayor poder adquisitivo y es un colectivo
que hay que cuidar mucho.
Y para concluir nuestra entrevista le preguntamos ¿Cuál es
tu filosofía de vida? y nos fascina la pasión que transmite con su respuesta.
¡Vive y deja vivir!
Soy una persona que está viviendo una segunda vida, que
nunca imaginé. He conocido gente maravillosa y poder tratar a personas diferentes,
me da vida.
Me gusta la gente, todo tipo de gente, porque cada persona
tiene una vida, una historia y hablando con cada una de esas personas,
se podría hacer un libro fantástico…
Fotografía de Portada - Guillem Medina
Entrevista realizada por Karina Casquero Ch.